Querida gente maravillosa, hoy he tenido un día de locos y surrealista;
empezando por el medico donde una pareja de ancianos al mas estilo película de
Louis de Funés se han montado una carrera conmigo para llegar antes a la
consulta y el médico me ha echado a mi la bronca por llegar tarde; después he
ido con mi mamá a una de esas grandes tiendas dedicadas al bricolaje que se
encuentra en uno de los centros comerciales mas importantes de la ciudad. He de
decir que la atención por los empleados durante las compras ha sido magnífica,
pero me ha ocurrido un pequeño percance digno de un “X-File” o Expediente-X por
decirlo en castellano.
Veréis la cosa es que he ido a adquirir una encimera
para reformar mi cocina. ¡Zas! Momentazo albañil ―Si, aparte de escribir también
hago reformas en mi casa, junto con mi progenitora― Prosigo con el asunto… Hemos
comprado la susodicha encimera, pero sin ser el modelo que queríamos tuvimos que
decidir a toda prisa y en cinco minutos; tras eso me voy a mirar tornillos,
suelto la cesta ―una de esas con ruedas como las que hay en el super―
cojo un tornillo para mirarlo y al girarme la cesta no está; la habían abducido.
Pregunto a los dependientes y como es habitual en casos de abducción nadie había
visto nada. Las piezas para completar el montaje, mi metro, dos botellines de
agua, los apuntes con las medidas para los cortes de la encimera y como no las
facturas que tenía que abonar en caja; todo volatilizado en un segundo.
Al iniciar la búsqueda nos percatamos que cerca del lugar
donde se había efectuado la sustracción de nuestros artículos, se encontraba
abandonada otra cesta similar; mi madre se quedó con ella, porque supusimos que
alguna persona que no es Frankenstein y faltándole un tornillo o con un grado
de enajenación mental; no se si producida por la calor ambiental o por la falta
de riego en el cerebro, se ha liado y ha organizado el cambiazo.
Como sabéis en todos estos tipos de tienda tienen un sistema
de megafonía, así que he preguntado si no podían decirlo por allí y así el
extraterrestre se daba cuenta de su error; pero la respuesta de los empleados ha sido ―Recorra
usted misma la tienda y busque al cliente que se ha llevado su cesto; cosa que
he hecho ha toda pastilla. Si, muchos pensareis que podía haber pedido que me
imprimiesen las facturas de nuevo y listo; pero y el resto de mis cosas…
Quince minutos después, al pasar por la zona de jardinería
he visto a mi madre haciéndome señas; lo había encontrado al estilo Sherlock Holmes.
En un alarde de inteligencia que yo no tuve, ya que por el enfado mi juicio se vio
afectado; ella miró en el interior del cesto que se habían dejado, allí habían muchos
artículos de jardín y cintas de pegatinas con precios; mi progenitora es lista
y pensó: ―El empleado que se encarga de esta sección se ha confundido
y se llevó lo que no era suyo, por lo tanto ahí se encuentra lo que busco.
Lo que más me molesta de este asunto, es el hecho de que en
lugar de admitir el desliz y llevar el cesto a una de las cajas o como cosa más
lógica al lugar de donde se lo llevó; lo abandono sin decirle nada a nadie. Después
de eso pudimos efectuar el pago e irnos.
Como se había hecho muy tarde, hemos decidido tomar unas
tapas fuera de casa; craso error, hoy no teníamos el día. En un local cercano a mi domicilio hemos
pedido varias cosas y entre ellas una tapita de pollo al horno que nos han
traído con un puñadito de patatas fritas; el pollo estaba en mal estado. Total…
que no lo hemos tocado y a la hora de pagar le hemos comentado al camarero lo
que sucedía; Y ahora sin clave de humor, me lo pretendían cobrar; y no es el
hecho de pagar 2,50€ es que al reclamar el camarero me ha dicho que descontaba
el pollo y me cobraba la ración de patas ―que ni he tocado― y
al hacerme de nuevo el ticket de caja que me encuentro; Ración de patatas 2,50€
osea, me cobraba lo mismo. Le he dicho que no estaba conforme y el insistía en
que tenía que cobrármelo; por supuesto he pedido la hoja de reclamaciones.
Adivinad, no sabía donde estaba y me decía que pasase luego; le he dicho que no, que llamase al dueño y el dueño en vez de entender lo que yo reclamaba le ha
dicho que me la diera.
Estaba yo rellenando el papel, cuando las cocineras han
intervenido y al ver lo que me quería cobrar le han dicho que anulase la ración
de patatas que era un abuso. Realmente aquí el tema no era el dinero, pues por
esa mínima cantidad lo hubiera pagado de todos modos; lo que me molestó, es que
aparte de no admitir que algo estaba en mal estado, encima me quisiesen tomar
el pelo.
Y aquí concluye mi día; ya estoy en casa con un vaso de horchata fresca en la mano y dispuesta por hoy a relajarme viendo un dorama de Yuchun.
Buena tarde noche a todos y sed felices.
Por cierto, por si queréis saberlo, al final como me devolvieron
el dinero no rellene la hoja de reclamaciones.