Cual pianista tecleo, bellas y horripilantes palabras que
conforman esta historia. Risas agónicas de traiciones y amoríos. Devaneo entre
el bien y el mal; lo trágico y la comedia; la risa y el llanto.
Esta noche se ha perfilado un pequeño coqueteo entre vocablos
de diferentes colores y géneros.
Y ahora que el sol
reclama su lugar en el firmamento, dejaré caer mi pluma para sosiego de mi
mente.
Descansa ya la mano del autor, que trae consigo la pesada
carga de portar sobre sus hombros innumerables vidas.
A mis personajes, hoy les digo. ―No, no maldigáis a aquella que os otorgó
vuestra existencia, lamentado vuestro tortuoso infortunio; pues en ella está el
poder de alterar a voluntad vuestros insignificantes sinos.
Y tras mucho trabajar, heme aquí realmente agotada; así que,
si me hacen la merced de desearme un buen descanso, porque lo que son buenas
noches; esas ya se fueron al despuntar la madruga…
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