El cielo oscurecido ensombrecía la existencia de los
habitantes de la luna de Iorin. Hacia muchos lustros que el planetoide se había
convertido en un lugar árido, habitado por seres tristes de vidas
insustanciales. Las personas eran como autómatas; se levantaban, iban a hacer
la tarea que se les había encomendado y regresaban a sus casas. Vivian en módulos separados y ni siquiera se comunicaban
unos con otros; incluso la reproducción estaba programada fertilizando a las mujeres de forma
artificial.
No era de extrañar que con este sistema de vida, las
personas se marchitaran y fenecieran muy jóvenes. Mas el gobierno no había conseguido
apagar del todo la luz de la humanidad.
Una mañana de invierno hace cuarenta años todo cambio
y se debió exclusivamente a una única palabra “Amor” Una facción rebelde se fue
introduciendo poco a poco entre los habitantes de Iorin llevándoles un mensaje
de esperanza. Demostrándoles que estar vivo consistía en amarse entre ellos y a
todo lo que les rodeaba El gobierno fue derrocado y el amor hizo renacer a la
humanidad.
Hoy en día los mayores se dedican a trasmitir a los jóvenes este mensaje para que no sea olvidado por las futuras generaciones.
La grandeza de la esencia de una gran historia en un pequeño texto, en una carga de pluma hay mil mundos por descubrir. Cuando unas palabras valen mas que mil imágenes.
ResponderEliminarGracias Lucas Rial por tus alentadoras palabras, me hace ilusión ver que te gustan mis relatos. Gracias también por Suscríbete, así te llegarán las novedades de los próximos relatos que vaya publicando. 😊
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