Sentadas en una pradera abuela y nieta hablaban
sobre la vida y lo que se necesitaba para ser feliz. La nieta intentaba explicarle
a la abuela que la felicidad consistía en tener un buen trabajo que le aportase
bastante dinero y quizás una pareja estable sin muchas complicaciones.
La abuela suspiro moviendo la cabeza contrariada. – Cuan equivocada estas. Cierra los ojos y cuando los abras dime que ves.
-
Pues
que voy a ver abuela, el prado detrás de tu casa.
-
Solo
eso.
-
Claro,
¿que mas quieres que vea?
-
Pues
quiero que observes a todos mis amores.
-
¿Tus
amores? No comprendo, que es lo que quieres decir.
-
Quizás
como amor tú solo entiendas el amor de pareja, familia o amigos. Pero yo que
llevo setenta años viviendo aquí he conseguido
ver más allá. Me he dado cuenta de que hasta las plantas sienten amor. Todo lo
que te rodea se basa en eso exclusivamente y si este mundo de locos se detuviese
un segundo a apreciarlo seriamos todos más felices.
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